La pizza a la piedra recupera protagonismo en Buenos Aires, donde, tras años de dominio de las napolitanas, con masa inflada y bordes gruesos, vuelve a crecer el interés por las versiones finitas, de piso crocante, salsa intensa y muzzarella bien derretida. Así, el poder vuelve a esa versión tradicional, que se encuentra en muchas esquinas porteñas.

Algunas propuestas en Buenos Aires retoman esa lógica sin pretensiones ni ingredientes de moda. Tal es el caso de Culpina, una pizzería de barrio, que en poco tiempo se volvió punto de encuentro en Chacarita.

Ubicado sobre la Avenida Jorge Newbery, el local abrió en 2020, en pleno aislamiento y bajo las restricciones impuestas por la pandemia. Eduardo Álvarez, uno de los dueños junto a Pablo Fridman, cuenta que la apertura fue más una necesidad que el resultado de una planificación, ya que venía de un primer proyecto llamado Condarco, que le sirvió como espacio de prueba y aprendizaje. 

Cuando se desocupó un local en Chacarita, decidió usarlo sin tener demasiado claro cómo iba a resultar, y aunque por momentos pensaba que lo mejor era no abrirlo al público, finalmente decidió jugársela. El nombre Culpina surgió como una continuación del anterior proyecto, también en homenaje a una calle.

Pizzería Culpina: una carta que se sostiene en el tiempo 2x5327

El restaurante sostiene una propuesta simple: las pizzas son de masa fina, con base crocante y bordes apenas inflados, hechas con salsa de tomate que llega desde Mendoza y una fermentación larga que vuelve liviana la miga sin perder estructura.

"Nos interesa que sea cercano. Que puedas venir caminando, pedir una porción, sentarte y comer sin preocuparte por cómo estás vestido", dice Álvarez. El salón es chico, con una barra adentro y algunas mesas en la vereda, y si bien muchos compran para llevar, cada noche también hay quienes se quedan a comer ahí, a veces solos, a veces con amigos, como si se tratara de una extensión del barrio.

El horario es exclusivamente nocturno y eso también marca un ritmo: hay quienes llegan de paso y otros que ya conocen el lugar y lo incorporaron a su semana. El restaurante no busca competir ni destacarse por exceso, sino permanecer. "Que funcione todos los días, que lo que se sirve tenga sentido para quien lo prepara y para quien lo recibe", remarcó Alvárez.

Qué opciones hay en Culpina 4b3v2p

La carta incluye una decena de pizzas a la piedra que se pueden pedir enteras o por porción. Las opciones son reconocibles, aunque algunas incorporan ingredientes poco frecuentes en una pizzería clásica. Entre las más pedidas está la de muzzarella, con salsa de tomate, queso sbrinz y hierbas, que cuesta $ 20.000. 

La fugazzetta lleva cebolla, muzzarella, aceitunas negras, perejil y ají molido, y también se vende a $ 20.000. Otra opción es la napolitana, que suma pesto de albahaca, tomate natural, aceite de ajo y hierbas, con un valor de $ 27.000.

Para quienes buscan sabores más intensos, la pizza de cinco quesos incluye ricota, muzzarella, sbrinz, provolone y roquefort, y cuesta $ 30.000. La de papa incluye ricota, papa confitada, muzzarella, sbrinz, pimentón ahumado y hierbas, y se ofrece a $ 25.000. También hay una versión con higos y roquefort que lleva ricota, higos frescos, roquefort, sbrinz y una salsa de chile dulce, con un precio de $ 27.000.

Además, se pueden pedir porciones sueltas, que van de los $ 3.000 a los $ 3.500. La fainá cuesta $ 2.500. También hay empanadas, disponibles en tres sabores diferentes, y cada una tiene un valor de $ 3.000.

Qué se puede tomar en Culpina 3k1rw

La propuesta para acompañar la comida es directa y sin pretensiones. Hay cerveza tirada, vino por copa o por botella, algunos tragos simples y bebidas sin alcohol. Entre las opciones más pedidas están la cerveza tirada, que cuesta $ 4.000, el vermouth con soda a $ 4.000 y el fernet con coca a $ 4.500. También se ofrecen gaseosas y agua a $ 3.000, y vino por copa, ya sea tinto, blanco o rosé, a $5.000.

Para quienes eligen pedir botella, hay etiquetas como Rosso D'uco y Tanito en tintos, ambos a $ 19.000, un blanco D'uco a $ 25.000, el naranjo Sorolita a $ 20.000 y un espumante Chas de pinot noir a $ 23.000.

Un proyecto que se armó de a poco 1r5l4i

Eduardo Álvarez no pensó Culpina como un concepto gastronómico ni como una respuesta a ninguna moda. Se trató más bien de una decisión espontánea: un local disponible, una idea simple y la necesidad de hacer algo propio. 

Con el tiempo, ese impulso inicial se volvió cotidiano. Hoy, dijo, lo que más le importa es el vínculo con quienes pasan. Algunos se acercan solo a saludar, otros vuelven cada semana. La frase que más escucha es que la gente se pone contenta por comer pizzas, y eso alcanza para sostener el ánimo y el rumbo del lugar.

No hay fórmulas detrás de cada pizza, ni combinaciones pensadas para llamar la atención. El criterio es personal: todo lo que ofrecen es algo que sus dueños comerían. Cada receta nace de recuerdos y costumbres. Por eso, la carta se mantiene estable, aunque haya ingredientes que cambien con el clima o según lo que ofrezca el proveedor. En invierno, por ejemplo, aparece roquefort con repollitos. En verano, roquefort con higos.

El restaurante no intenta replicar la épica de las pizzerías tradicionales ni competir con hornos de leña traídos del exterior. La apuesta es más concreta: ofrecer algo que funcione todos los días, que se sostenga en el tiempo y que tenga sentido para quien lo hace. 

Eduardo está en el lugar casi todas las noches. A veces amasa, otras sirve, casi siempre escucha lo que pasa alrededor de las mesas. No hay secretos, solo una manera de hacer las cosas que no necesita demasiada explicación.

Dónde queda Culpina 73226h

El restaurante se encuentra en Av. Jorge Newbery 3791, Chacarita, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Horarios de Culpina 2x5l2c

El restaurante abre de miércoles a domingo, de 19:00 a 00:30.