Lali llenó Vélez: el pop como trinchera, el escenario como identidad 3m414s
Frente a 90.000 personas, la oriunda de Parque Patricios presentó su nuevo disco y se reencontró con la vulnerabilidad, el poder y la fuerza de sus canciones. 1o6l67
"El arte es un hecho colectivo", dijo Lali, diminuta en tamaño, pero inmensa en presencia. Hablaba del arte, de la música, del vínculo que no se traza en línea recta entre quien crea y quien escucha, sino que va y viene, muta, se potencia. A veces una canción irrumpe en una vida sin aviso y la cambia para siempre. Para eso, no hay fórmulas ni cálculos matemáticos. Solo autenticidad, deseo y sí, una experiencia colectiva que lo vuelve real.
En la previa del show en Vélez, esa conexión ya se sentía. "Gracias a ella descubrí quien soy", "Me dio un lugar", "Fue mi amiga", reconocían quienes hacían la fila con ojos brillantes. Pero esta vez, algo era distinto: la emoción no venía solo de lo que Mariana les había dado, sino de la necesidad de devolvérselo. Como si ahora les tocará a ellos levantar la voz y decir: acá estamos, seguimos en pie.
Lali llegó al estadio de Liniers para presentar su nuevo disco "No vayas a atender cuando el demonio llama", una nueva apuesta artística que la introdujo en sonidos más rockeros, pero manteniendo el pop que la caracteriza. Durante el show, reconoció que, por más cliché que suene, de la adversidad nació la inspiración para lanzar este álbum: contestatario, político y romántico.
Con dicha brutalidad bajo la manga, salió al escenario pasadas las 21:20 horas para cantar "Lokura" y continuó con "Sexy", "2 son 3" y "Novia II". Inmediatamente, su energía demoledora encendió las almas que estaban a la expectativa de su regreso.
El ritmo de la noche avanzó a pasos acelerados. La artista intercalaba canciones de sus últimos discos sin miedo a jugar o reversionar los sonidos. Su presente musical estaba completamente plasmado en cada tema del set-list y esto solo podía terminar de materializarse durante una escucha en vivo.
Así, interpretó temas de su último álbum como "Pendeja", "33" o "Plástico" e hits como "Diva", "Ego" y su era Disciplina. Su versatilidad le permitía cambiar de un pop a la balada y de una electrónica a una canción de rock, con la misma seguridad y poder que la define.
A mitad de la noche llegó el turno de "Incondicional". Con los ojos llenos de lágrimas, itió que tenía miedo de no poder terminarla. Minutos después la pregunta era cuál de las canciones temía no poder terminar por miedo a romperse, ya que inició un bloque acústico que erizo la piel de los 45 mil presentes. La música, al igual que Lali, se volvieron un lugar seguro para llorar. Ya nadie pretendía esconderlo.
Las emociones contenidas afloraron, mientras el público se abrazaba aún sin conocerse. Sin embargo, la fiesta debía continuar y el pop regresó con la aparición de los Miranda. Al dúo se sumaron otros invitados como Dillom, Joaquín Levinton, Taichu y Moria Casán.
Y como para Lali el arte es un hecho colectivo (político), 16 drags subieron al escenario a cantar "Soy". Una vez más, desde las trincheras repetían: acá estamos, seguimos en pie; mientras los colores de la bandera del orgullo iluminaban las pantallas del escenario. "Soy lo que tanto busqué vivir, soy lo que ves", gritaba la comunidad LGBTIQ+ en uno de los momentos más impactantes de la noche.
Mariana nunca se baja del escenario. Nunca lo hizo desde sus cuatro años y eso se nota. Canta, baila, performa, corre a saludar al público, a sus amigos, a su novio y vuelve a cantar. Pero no está sola, la acompañan 16 bailarines y una banda con más de 10 músicos, dirigidos por Juan Giménez Juj, que incluyen cuerdas, percusión, teclado y vientos.
Para el cierre, eligió "Fanático" y "No me importa", dos temas de su último álbum que con el correr de los días tomaron vida propia.
Sin embargo, minutos antes de concluir aseguró: "Sí, lo vamos a hacer". Era 25 de Mayo, el público lo esperaba y lo había cantado en cada momento de silencio. Esta vez sería con banda y con un estadio repleto a su disposición. Lali se paró en medio del escenario junto a los demás artistas que participaron del show y entonó las estrofas del Himno Nacional Argentino. Las pantallas se iluminaron de celeste y blanco. No había más que agregar. El broche estaba sellado.
"Quería hacer un show con nuestra identidad y los escucho con la pasión y la emoción con la que cantan y siento que es una misión cumplida", dijo, mientras desde el campo se escuchaba un eufórico y sanador "Argentina, Argentina".
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