Dólar débil: cómo está cambiando a todos los gestores de fondos 4v4w37
Hasta ahora, cubrirse frente a una caída del dólar no era una preocupación central, pero Trump 2.0 está cambiando el panorama. 3x6b2g
Donald Trump pasó tiempo en su campaña promoviendo un dólar más débil, convencido de que eso sería clave para desatar un gran renacimiento de la industria manufacturera estadounidense.
Hay que reconocerle algo: pocos creían posible debilitar la moneda más importante del mundo, considerando el dominio sostenido de Estados Unidos sobre la economía global y los mercados. Y, sin embargo, gracias a la magia de la incertidumbre radical y a la erosión de los valores e instituciones fundamentales del país, logró provocar una caída del 7 por ciento. Una jugada maestra.
Si eso sirve realmente para apuntalar a la industria estadounidense es una pregunta de largo plazo. La apuesta, por ahora, debería ser "probablemente no", dada la cantidad de obstáculos que enfrentan las empresas -especialmente las extranjeras- para invertir en capital humano y equipos en Estados Unidos en esta era de incertidumbre elevada.
Pero eso no es lo que preocupa a los inversores en este momento. En cambio, Trump ha convertido a los gestores de fondos de todo el mundo en operadores de divisas, les guste o no.
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Muchos inversores en acciones apenas pensaban en el riesgo cambiario desde hace años. ¿Para qué preocuparse? Durante la era del excepcionalismo estadounidense, de 2010 a 2024, los inversores radicados en EE.UU. colocaban abrumadoramente su dinero en el país. Surfearon la ola de las grandes tecnológicas hasta alturas vertiginosas, y asumieron un riesgo casi nulo de que un estallido en los mercados de divisas -conocidos por su imprevisibilidad- afectara el valor de sus inversiones.
Jim Caron, de Morgan Stanley Investment Management, me cuenta que muchos de sus clientes tienen apenas un 3% de sus carteras invertidas fuera de EE.UU., y que él los está alentando a aumentar esa proporción.
En otras regiones, los inversores también aprovecharon la ola de las tecnológicas, además de una suave subida del 40% del dólar según la medición ponderada por comercio de la Reserva Federal.
Es difícil determinar con precisión en qué medida los inversores fuera de EE. UU. se protegieron contra una debilidad del dólar en los últimos años. Cada cartera es distinta, claro, pero las tasas de cobertura parecen ser bajas.
Un análisis de BNP Paribas, por ejemplo, indica que las tasas de cobertura de activos en dólares en manos de fondos de pensión holandeses y daneses han caído recientemente a mínimos históricos, o cerca de ellos. El banco estima que la industria de fondos de pensión de la eurozona posee hasta u$s 770.000 millones en exposición al dólar sin cobertura.
Los movimientos del mercado en lo que va de 2025 han puesto este tema en primer plano. Las acciones estadounidenses se han recuperado con fuerza desde el shock arancelario de principios de abril, llevando al índice principal, el S&P 500, a terreno positivo en lo que va del año. Pero eso es en dólares.
En euros, el índice aún acumula una caída superior al 7% este año, ya que el dólar retrocedió tanto por las expectativas de debilidad económica en EE.UU. como por la evaporación generalizada de la confianza en las instituciones estadounidenses bajo Trump 2.0. El estatus del dólar como moneda de reserva, que antes actuaba como contrapeso, está sufriendo con el nuevo régimen.
Mientras tanto, las acciones europeas están mostrando un rendimiento muy positivo, en parte gracias a los planes del nuevo gobierno alemán de gastar para salir de los problemas, junto con un banco central con una política acomodaticia.
En términos de dólar, el rendimiento es aún más deslumbrante, lo que permite a los inversores con base en EE.UU. que se animan a mirar hacia el exterior amplificar sus retornos.
Hoy, muchos analistas dicen que la principal pregunta que reciben de sus clientes inversores es cómo manejar el riesgo de que el dólar siga cayendo y se coma parte de sus carteras.
Los inversores en acciones y bonos saben que los activos pueden bajar tanto como subir. (Y si no lo saben, tal vez deberían buscar otro trabajo.) Ese sigue siendo el mayor riesgo para las carteras. Pero un análisis del banco canadiense RBC muestra que el riesgo específico por tipo de cambio, como proporción del riesgo total de la cartera, está aumentando en todo el mundo fuera de EE. UU., especialmente en Europa, Australia y Canadá, con el dólar estadounidense como principal factor.
Para los inversores basados en euros, las fluctuaciones cambiarias explican casi un tercio del riesgo total, muy por encima de la sensibilidad cambiaria que enfrentan los inversores estadounidenses.
Cómo enfrentan esto los inversores depende de dónde estén. Es más fácil -y menos costoso- cubrirse en monedas grandes y activamente negociadas, por ejemplo. Pero RBC estima que un aumento del 5% en las coberturas contra el dólar implicaría, con el tiempo, ventas por unos u$s 2 billones.
Una caída masiva y repentina del dólar sería mala noticia por varias razones, pero al menos haría que los activos y exportaciones de Estados Unidos parecieran una ganga. Aún no estamos en ese escenario. Por ahora, una debilidad gradual y persistente del dólar es una razón más para que los inversores duden de que el excepcionalismo estadounidense pueda regresar, y para que mantengan una porción creciente de sus asignaciones futuras en sus propios países.
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